El futuro del español en Estados Unidos: la lengua en las comunidades de migrantes hispanos
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Pocos referentes colectivos de identidad concitan una tan re- sistente y longeva fidelidad como la que se profesa a la lengua materna. De forma casi irrevocable, uno pertenece a la comu- nidad lingüística en la que se crio y educó, aquella en la que se conformó su primer universo afectivo y en la que se desplega- ron sus más tempranas capacidades cognitivas. Por supuesto, existen casos de transfuguismo lingüístico, de distanciamiento —deliberado o asumido como inevitable— respecto de la propia comunidad lingüística, entre ellos, casos tan notables como los de Conrad o Nabokov, que abandonaron deliberada- mente su lengua materna para desplegar su universo creativo en un nuevo idioma; pero ha de admitirse que se trata de casos más bien excepcionales. En la generalidad de los casos, uno enuncia sus últimas voluntades en el mismo idioma en el que logró balbucear sus primeros vocablos.