Las restricciones de selección en los diccionarios generales de lengua española
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INTRODUCCIÓN
La selección lingüística, como sabemos, es de naturaleza categorial
y semántica a la vez1. Por ejemplo, todo verbo transitivo selecciona
habitualmente sintagmas nominales como argumentos, los cuales se realizan
como s u j e t o (el argumento externo) y como c o m p l e m e n t o s (los
argumentos internos); así en comer, verbo de dos argumentos, el último
de los cuales se proyecta como objeto directo. Lo mismo ocurre con los
adjetivos, que, por defi nición, seleccionan como primer argumento un
sustantivo (i.e tacaño, en “hombre tacaño”) y, en ocasiones, también un
objeto preposicional (como oriundo en “persona oriunda de Santiago”).
Sin embargo, para que las unidades léxicas puedan usarse con propiedad
deben satisfacer, además, requisitos de naturaleza semántica, tal como se
aprecia en estos mismos ejemplos. Los dos argumentos que selecciona comer
aparecen semánticamente subcategorizados con los rasgos de ‘+animado’ (el
primero) y de ‘±animado ’ (el segundo); los casos en que esto
no es así, deben entenderse como usos fi gurados o privativos de una jerga2.
Por su parte, el adjetivo tacaño, del segundo ejemplo, no solo selecciona
un sustantivo como su argumento: también le exige a este que pertenezca a
la categoría de ‘persona’, contrariamente a oriundo, que puede predicarse
de una ‘persona’ (como en el tercer ejemplo) tanto como de una ‘cosa’ (i.e.
Son telas oriundas de la India), y cuyo último argumento requiere siempre
la mención de un ‘lugar de procedencia’, introducido por la preposición de,
regida sintácticamente por este adjetivo.
Rasgos “categoriales”, de “subcategorización” y de “selección” como
los aquí señalados, forman parte de la descripción sintáctica de las unidades
léxicas en la gramática de la Teoría Estándar de Chomsky (1965). El verbo
comer quedaría recogido aquí, de acuerdo con estos parámetros, de la
siguiente manera:
comer [+V]; +[ _ SN] SV; [+ animado] SN _ ; _ [ ± animado ]SN
1 La distinción “selección-C(ategorial)” y “selección-S(emántica)” se formula por primera
vez en Chomsky (1986).
2 Esta entrada de comer corresponde a la de un uso recto del verbo; en su uso fi gurado,
este puede presentar otras restricciones de selección (como en La polilla se comió la tela de
la cortina o en El óxido se comió el metal).
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En la Teoría Estándar, sin embargo, las propiedades de selección forman
parte de los rasgos sintácticos del Lexicón (cf. Chomsky 1965). Son, además,
de naturaleza fundamentalmente extralingüística y, en consecuencia,
tienen escaso valor en la descripción gramatical de las entradas léxicas. Es
por esta razón que, en la Teoría de Rección y Ligamiento, la información
relativa a los rasgos generales de selección (etiquetados como ‘humano’,
‘animado’, ‘objeto material’, ‘comestible’, ‘artefacto’, ‘instrumento’, etc.),
aparece complementada con otra, correspondiente a la estructura temática
de las piezas léxicas, según se muestra a continuación en esta otra entrada
verbal (en Mendikoetxea 2004: 15):
poner V, { Agente, Tema, Meta} [ _ SN ‘objeto’; SP ‘ubicación’].
En muchos casos, la bibliografía nos ofrece descripciones del léxico
que atienden exclusivamente a la propiedad de selección temática de los
predicados:
comer [Agente, Paciente]
saber [Experimentador, Tema]
bailar [Agente].
guardar [Agente, Paciente, Locación]
Sin subestimar la importancia de esta información para el conocimiento
de la estructura del léxico, hay que decir que tampoco estas “restricciones”
dan cuenta de toda la complejidad o la riqueza del proceso de selección en un
sistema lingüístico. Y es que ciertas unidades léxicas imponen restricciones
semánticas más fuertes a sus argumentos; vale decir, no basta con que estos
pertenezcan a una clase o categoría de seres, ni que puedan desempeñar una
u otra función semántica (Agente, Paciente, Experimentante, Meta, etc.)
en la oración. El verbo abdicar, v. gr., junto con seleccionar un sujeto de
persona, requiere que este designe a un individuo que ejerza ciertas funciones
propias de un ‘soberano’; el verbo, además, exige complementos del tipo
trono, corona o cetro, de manera que no podría predicarse, por ejemplo, de
un ministro de Estado, de un académico, de un profesor o de un cocinero
(todos con el mismo valor temático de Agente o Causante). Del mismo
modo, el adjetivo marimacho se predica de ‘mujeres’ con determinadas
características físicas y el adjetivo mujeriego solo se aplica a ‘hombres’ con
ciertos rasgos de personalidad.
Es en este contexto donde cobra valor el diccionario REDES, cuyo
concepto de “clase léxica”, en que se funda, es primordial para dar un paso
adelante en la comprensión de las selecciones restrictivas que operan en las
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lenguas naturales. En relación con esto, léanse las siguientes refl exiones del
autor a propósito del verbo derrumbarse:
También aquí es posible construir dos paradigmas. El primero (rascacielos,
casa, pared, muralla, castillo, cielo...) se puede deducir casi
automáticamente de una buena defi nición del diccionario. De nuevo,
construir el paradigma físico no es especialmente difícil [...]. Pero, como
sabemos, en español [...] se derrumban los sueños, las esperanzas, las
expectativas, los planes, las ilusiones y otras nociones similares a estas
[sic]. De nuevo, se trata de una lista limitada y bastante restringida:
las dudas, por ejemplo, no se suelen derrumbar, sino más bien disipar,
dispersar o desvanecer, por lo que se colocan –en español– más cerca
de las nubes que de los rascacielos.
Esta información no aparece en los diccionarios, pero es objetiva y, como
señalo arriba, debe ser aprendida específi camente por el que estudia
español. Si un hispanohablante intenta reproducir en inglés, en alemán
o en ruso los usos fi gurados de acariciar (acariciar el éxito, un proyecto,
etc.) es posible que tenga algunos problemas que no se le plantearán si
se limita al uso estrictamente físico (acariciar un gato).
(Bosque 2004: CI-CII).
Concretamente, lo que el autor defi ende es que las listas de palabras
proporcionadas en los artículos analíticos de REDES (los argumentos de
los predicados-lemas, como sabemos) no se obtienen necesariamente del
conocimiento de la realidad, sino del análisis del idioma (Bosque 2004:
C). Son, por consiguiente, resultado de combinaciones esencialmente
lingüísticas.
De selecciones semánticas restrictivas queremos hablar en este trabajo. El
objetivo será determinar cuántas formas de selección es posible establecer a
partir de las restricciones (tanto léxicas como semánticas) que se observan en
los contornos de las defi niciones lexicográfi cas de los diccionarios generales
de lengua. Este examen nos permitirá afi rmar que en las llamadas colocaciones
–en su sentido más amplio y general– el proceso de selección lingüística
se cumple del mismo modo que en otras formas de relación sintagmática.
Sostendremos, consiguientemente, que la cuestionada “direccionalidad” de
la selección léxica no parece ser tal, en la medida en que es posible reducirla
en todos los casos a la consabida relación predicado-argumento.
Empezaremos por mostrar cómo se concibe la noción de “direccionalidad”
en dos de los diccionarios onomasiológicos más importantes de la lexicografía
española actual, DICE y REDES. Posteriormente observaremos qué tipo de
restricciones se encuentran señaladas en los contornos de las defi niciones
de los diccionarios semasiológicos de español del último decenio. Como es
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natural, nos detendremos solo en las defi niciones donde los contornos estén
“expresados”, con o sin delimitación formal, centrándonos particularmente
en verbos y adjetivos, que son las categorías de palabras a las cuales dichos
diccionarios aplican el método de modo preponderante.