Colección "La Querella de la Lengua"

Fernando Alfón

Del Plata al Niágara

 

Autor: Paul Groussac  

Título: Del Plata al Niágara

Fecha de edición: 1897

Lugar de edición: Buenos Aires

Editor: Administración de La Biblioteca

Información adicional: En la reedición de Del Plata al Niágara, en 1925, Groussac reescribe muy parcialmente el prefacio, donde había interesantes apreciaciones sobre la lengua. Lo sustancial no se modifica, pero las pequeñas enmiendas enseñan que ha variado la percepción del autor sobre el estado de la lengua española.

Fuente: Dominio público

 

 

     En el «Prefacio» de Del Plata al Niágara, Groussac confiesa que su propósito es artístico y teme que se haya malogrado por insuficiencia, ya del artista, ya de su modo de esgrimir la lengua española, que no es su lengua natural. No busca justificar su «propia torpeza», sino que trabaja constantemente para acercarse a una «corrección gramatical, base y fundamento del estilo» (p. XVII). Esta corrección, no obstante, no remite a una idea casticista, pues le resulta imposible aceptar el castellano de su época como un instrumento adecuado al arte contemporáneo: «Sonoro, vehemente, oratorio, carece de matices, mejor dicho, de nuances —pues es muy natural que no tenga el vocablo, faltándole la cosa» (p. XVII).

 

     Groussac, previendo que la evolución del estilo tiende al análisis pormenorizado, a la sutileza y al cromatismo, encuentra al español actual similar a una trompeta de bronce, estrepitosa y triunfal, pero sin escala cromática. La lengua francesa, en cambio, al haberse reelaborado incesantemente, ostenta los mayores matices y la mayor aptitud entre las lenguas modernas. En este sentido, cree que la lengua española no ha sufrido ni admite este trabajo de transformación, pues se rige siempre e invariablemente por sus clásicos. Ahora bien, agrega: «todo producto orgánico que se estaciona, se desvirtúa; y los que declaman sobre la riqueza presente de un instrumento secular, aplicando un concepto inmutable a un proceso esencialmente evolutivo, desconocen los términos de la cuestión (p. XVIII).

 

     Luego, al modo en que lo habían planteado los románticos, Groussac advierte que la cultura española contemporánea no es aislable de la penetración cultural extranjera, viviendo más del reflejo y de la copia que de la creación original. Encuentra, a la vez, algo ilógico en quienes aceptan dócilmente las cosas extranjeras, pero se oponen a sus palabras, que no son más que algo inseparable de aquellas. No es imposible probar que Groussac estaba iniciando una gran transformación en la prosa de habla hispana. La prueba está en sus libros. Este «Prefacio» que preanuncia esta transformación. Entretanto, Groussac considera atendible cualquier esfuerzo encaminado al propósito de alcanzar un estilo literario más sobrio y eficaz «que nuestro campaneo verbal, a par que más esbelto y ceñido al objeto que la anticuada notación española» (p. XIX).

 

 

 

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