Colección "La Querella de la Lengua"

Fernando Alfón

Idioma nacional de los argentinos

 

Autor: Luciano Abeille

Título: Idioma nacional de los argentinos

Fecha de edición: 1900

Lugar de edición: París

Editor: Libraire Èmile Bouillon

Información adicional: Introducción del Dr. Louis Duvau.

Fuente: Dominio público

 

 

El Idioma nacional de los argentinos, de Lucien Abeille, constituye una escisión dentro de la vasta colección de textos polémicos sobre el español en Argentina e inaugura un nuevo período. Abeille fue, como tantos franceses allegados al Río de la Plata, un entusiasta de la argentinidad.Radicado en Buenos Aires desde 1889, poco antes de cumplir treinta años intuyó en su nueva patria el nacimiento de algo que aún no conocía bien, pero creyó poder develar: la expresión nacional. A tal fin compuso este extenso trabajo que publica en 1900, partiendo de que hay cuatro opiniones que condensan las diversas teorías en torno a la lengua hablada en Argentina: los que postulan que el idioma nacional es simplemente el castellano; los que afirman que es solo un dialecto; los que sostienen que es una lengua genuinamente argentina; y finalmente los que velan por el purismo castellano. Abeille es de la idea de cobijarse en la tercera, porque creyó, además, que en la Argentina se está forjando una nueva raza, de vida intelectual y moral propia, cuyo cariz distintivo es la claridad del pensamiento y la adopción de un idioma nacional que armoniza con él. Si esta nueva raza se sirviera de la lengua que heredó, la castellana, como es insuficiente para la expresión diáfana de su pensamiento, la raza argentina no se desarrollaría plenamente, pues esta­ría en contradicción su alma y el modo en que ella se expresa. Este idioma, no obstante, por encontrarse aún en gestación, prefiere escribirlo en cursiva.

 

La mayor curiosidad de la obra tal vez sea los «Trozos» que Abeille selecciona para robustecer su tesis, pues las prosas de Fidel López, Mitre, Irigoyen, Cané, Guido y Spano, Mansilla, Ramos Mejía, Zeballos, Alberdi, Sarmiento..., que selecciona como casos de idioma nacional, no parecen auxiliarlo, sino más bien resistir todo su programa.

 

Antecedentes de Abeille —aunque solo en cuanto a la idea de futuras lenguas en América— podrían ser Pott y Cuervo, pero a este último, si bien no lo escandalizaría la tesis autonomista de Abeille, quizá sí el modo en que la fundamenta. La fundamental novedad que reporta Abeille, entonces, no es tanto su tesis cuanto el modo de tratar la cuestión del idioma nacional, pues intenta demostrarlo filológicamente. Nadie hasta el momento había hecho un esfuerzo en este terreno; o al menos nadie lo había hecho de forma tan decidida. Abeille retira la querella del ámbito donde la libraron los románticos y somete al idioma a un examen disciplinar: la lingüística.

 

 

 

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