Colección "La Querella de la Lengua"

Fernando Alfón

Notas al castellano en la Argentina

 

Autor: Ricardo Monner Sans 

Título: Notas al castellano en la Argentina

Fecha de edición: 1917 [1ª ed. 1903]

Lugar de edición: Buenos Aires

Editor: Imprenta Carlos Parral

Información adicional: Prólogo de Estanislao Severo Zeballos. Segunda edición corregida y aumentada por el autor. La copia que ponemos a disposición tiene una etiqueta con una nueva fecha apócrifa, 1924.

Fuente: University of Toronto Press

 

 

        El catalán Ricardo Monner Sans adopta a la Argentina como segunda patria desde el momento que arriba al puerto de Buenos Aires en 1889. En 1903 publica sus Notas al castellano en la Argentina, apuntaciones en su gran mayoría de carácter correctivo. Gramático, maestro de escuela, paremiólogo y tradicionalista, Monner Sans anhela ser llamado «el preceptor»de la lengua, o mejor, el «flagelador de nuestros vicios lingüísticos». Este y la totalidad de sus libros normativos parten de la tesis de que el idioma es sucesivamente bastardeado, y cree ver oscurecido el panorama cuando, faltando los Bello, proliferan los Abeille.

 

         Estas Notas se organizan a partir de cuatro principios básicos. Primero, la etimología imprime a las palabras un sentido prácticamente inmutable; segundo, el castellano llegó a tal definición que todo neologismo sería innecesario; tercero, toda forma de criollismo resulta usurpadora de voces preclaras. Atorrante se dice, «en buen castellano», haraposo, mugriento o lleno de parásitos. El cuarto precepto que abraza Ricardo Monner Sans recela de la productividad de la lengua, esto es, descree que de un sustantivo como oferta pueda derivarse la forma verbal ofertar, suponiendo que ofrecer ya cumple esa función.

 

 

         Estos cuatro principios, que Monner Sans ve vulnerados a menudo en Argentina, lo condujeron a estimar que la lengua está corrompida, y cree que son cuatro las causas que dan aliento al entuerto: la inmigración, la incesante lectura de obras francesas, los malos traductores y una mal entendida independencia de la autoridad académica. Causas que tendrían su sanación si fuera el uso quien gobernase la lengua, pero el uso de los doctos, y no de los doctos en general, sino de aquellos que reprueban el vos y el recién.

 

 

         Estanislao Severo Zeballos, aquel de La conquista de quince mil leguas, se entusiasma con estas Notas y les concede un extenso prólogo, en el que abona la tesis de que la lengua castellana ya está completamente formada y definida. Al editarse las Notas, Monner Sans se toma la molestia de enviárselas a algunos filólogos, escritores y gramáticos. Entre los acuses de recibo, contrasta la respuesta de Unamuno, quien disiente con las Notas: «Mi criterio es algo menos purista que el de usted. El castellano ha de enriquecerse por integración de las diferencias que de él surjan en los tan diferentes países en que se habla» (Salamanca, 23 de febrero de 1904).

 

 

 

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