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Gran Bretaña recomienda estudiar español tras el Brexit

El British Council señala que hay que dar prioridad al estudio de la lengua de Cervantes para hacer más competente su economía tras la salida de la UE.

 

FUENTE: ABC Cultura/ Por Bruno Pardo Porto (23/11/2017)

 

El Brexit ha traído a la actualidad británica la importancia del idioma español como lengua global, después de que el British Council hiciera público estos días un estudio en el que se recomienda la enseñanza de la lengua de Cervantes como primera opción ante la necesidad de mejorar las competencias lingüísticas de los británicos en el contexto de la nueva situación política tras el abandono de la Unión Europea. Pasado ya más de un año desde el referéndum, es hora de pensar en cómo Gran Bretaña dibujará su futuro comercial en el mundo. Y cuentan con el español, chino, francés, árabe y alemán como prioridad, por ese orden.

 

Para el British Council, dedicado a la cultura y las oportunidades educativas, Gran Bretaña debe considerar con urgencia su necesidad de convertirse en una potencia comercial más allá del continente, al mismo tiempo que debe reforzar los lazos bilaterales con los gobiernos europeos, más cercanos geográficamente. En este contexto de una«Gran Bretaña global», el multilingüismo se convierte en valor fundamental. Sin embargo, la realidad británica dista mucho de ser un paraíso de las lenguas.

 

El «mantra»

 

El informe alerta de la pobre enseñanza lingüística del país anglosajón. «Tenemos que salir del mantra de que el inglés es “el” lenguaje internacional de los negocios para entender la importancia de aprender otros idiomas y las muchas y variadas circunstancias en que se están usando a la vez, o en detrimento, del inglés». El texto señala que estamos en un momento crítico, en el que la mejora de las habilidades lingüísticas de la nación es «fundamental», pues necesita ciudadanos capaces de reforzar las relaciones económicas, políticas y culturales del país con sus vecinos europeos.

 

Puestos al habla con Teresa Tinsley, ponente de este interesante informe, esta lingüista comenta desde Londres a ABC -en perfecto castellano- que para la realización del estudio «se han tenido en cuenta diez indicadores con cifras contrastadas. Hay factores económicos, culturales, diplomáticos, educativos, las perspectivas empresariales, del Gobierno y los gustos y comportamientos culturales de los británicos».

 

Así, Tinsley afirma que la fortaleza del español que les ha llevado a ponerle el primero de la lista es una mezcla de esos factores. «Primero está el turismo, puesto que España es el primer destino de los británicos (por ese motivo es el primer idioma en la enseñanza para adultos, mientras que en las escuelas es todavía el segundo, tras el francés)».

 

Además, está el hecho de la cantidad de países que hablan la lengua de Cervantes, «lo cual es una evidente ventaja» de carácter diplomático y comercial. «Hay que entender que el inglés es lingua franca en foros multinacionales, pero que en las relaciones bilaterales y comerciales las dos lenguas cobran gran importancia», asevera Tinsley. Y añade: «Además, el español es una de las lenguas de la ONU». Ello marca la preferencia del British Council, «que también tiene un lado económico, por supuesto, pero que si fuera el único valorado en el estudio tal vez habría dejado al español en un segundo puesto», según la estudiosa.

 

Pocos Erasmus

 

El informe «marca claramente cinco lenguas cuya enseñanza será una prioridad para Gran Bretaña: español, francés y alemán, que ya se estudian en nuestras escuelas, y árabe y mandarín, cuyo estudio deberíamos implantar», confirma Teresa Tinsley. ¿Hay medidas ya en marcha? «Yo no tengo esa información aunque de momento -reconoce- hemos hablado de la necesidad de reclutar a los profesores necesarios», remacha.

 

La realidad que revelan las cifras es que «solo un 34% de los jóvenes aprende, con un nivel muy básico, una lengua extranjera en Gran Bretaña hasta los 16 años. Tal vez por eso tenemos esa cifra tan baja de Erasmus, a diferencia de otros países, porque nuestros estudiantes no se sienten con la seguridad necesaria, que da el conocimiento de una lengua extranjera, para cursar estudios en otros países europeos», se lamenta. En efecto, apenas 15.000 estudiantes británicos estudiaron en el extranjero en 2013, un número muy inferior a los 40.000 españoles que sí lo hicieron ese año. De hecho el trabajo pide que se mantengan los beneficios de acogida de estudiantes Erasmus tras el Brexit o, en su caso, crear estructuras educativas bilaterales de igual importancia. Para la estudiosa, el Brexit ha hecho aflorar contradicciones y paradojas pero «hay que tener claro que no vamos a ningún lado sin mejorar nuestra competencia lingüística, para que el Brexit sea un éxito necesitamos hablar más lenguas».

 

Los motivos económicos de la prioridad de enseñanza del español que marca esta propuesta se basan en que España ya era un mercado de 15.000 millones de libras en 2015. A ello se suman los mercados de oportunidad que detectan en México, Chile y Colombia, con una suma de 185 millones de personas hispanohablantes con poco conocimiento del inglés. En México se atisba la séptima economía mundial para 2050 y Gran Bretaña quiere ascender en la escala que ya le ha convertido en el quinto inversor.

 

Tal vez por ello, el historiador del CSIC Manuel Lucena, consultado ayer por ABC, no dudaba en valorar positivamente este informe, con especial acento en el hecho de que «Gran Bretaña ya se ha dado cuenta de que el español es lengua global, y que en su cuidado no estamos haciendo todos los esfuerzos que deberíamos. Es importante cultivar la autoestima del hablante de español así como dedicar los recursos necesarios que merece la más importante fuente de economía e innovación global que tenemos y que no debemos valorar menos que otros».

 

El estudio británico subraya la necesidad de «una política audaz», de Estado, más allá de intereses de partidos en Gran Bretaña y guía los pasos que deben seguir Gobiernos, empresas e instituciones educativas para encontrarse en los beneficios políticos y económicos de este zafarrancho idiomático.

 

Entre las conclusiones que las cifras arrojan figuran datos como que los profesores y linguistas establecidos en Gran Bretaña serán cruciales para llegar a una economía exitosa tras el Brexit. También en el mundo de la empresa queda patente cómo el conocimiento idiomático permitirá mejores sueldos a quienes tengan más competencia para negociar en otro idioma.

 

Tradicionalmente las universidades británicas ofrecían el francés o el alemán, pero hoy interesa el español. Supera a la lengua germana en solicitudes de examen en Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales (solo detrás del francés). Los motivos económicos que destaca el trabajo para el estudio son: las exportaciones, las necesidades de las empresas, las prioridades del comercio en el futuro y los mercados emergentes. Al margen de la economía se valoran las prioridades de seguridad y diplomacia, el turismo, el interés del público, los acuerdos educativos internacionales y la prevalencia de los otros idiomas en internet.

 

«Mientras millones de personas de todo el mundo aprendían inglés, dándonos una gran ventaja, nos hemos quedado atrás por no dedicar suficiente tiempo, recursos y esfuerzo al aprendizaje de lenguas foráneas», concluye el informe.